domingo, 1 de septiembre de 2013

CUANDO TE BAÑAN DOS MARES

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La primera vez que estuve en esta playa no había nadie. Casi nadie. Solo un hombre joven que había pasado allí la noche, bajo las estrellas. Tenía un cuaderno y tomaba notas. No hablé con él, pero yo también escribí tiempo después un relato en el que aparecía el misterioso caminante.
Al editor al que se lo mandé le pareció que era un relato demasiado "blando" y no lo publicó. No sé qué quiere decir que algo literario es "blando", y tampoco me importa mucho. Cada uno escribe lo que siente en cada momento. ¡Solo faltaría!
Esta es la playa de Skagen, en Dinamarca. En la punta norte de Dinamarca, allá donde confluyen dos mares. Cada pie puede ser bañado por un mar diferente.
La segunda vez que estuve hice esa foto. Yo soy la de la mano en sombra en el extremo inferior izquierdo. Aquello parecía una peregrinación, como las del Himalaya. Una fila de caminantes y de vez en cuando un búnker alemán de la guerra. Los construyeron para vigilar las costas suecas, que están enfrente.
Miré a mi alrededor. Aquel caminante solitario con el que crucé la mirada hace años ya no estaba allí. El paseante que quiere disfrutar el sonido casi imperceptible de las minúsculas olas tiene que caminar sobre ellas al amanecer, cuando no han llegado aún los turistas.
Los turistas, que invaden todo, hasta las playas hermosas y de aguas frías en las que no se ponen sombrillas.
Y donde todo el mundo hace fotos.
Hasta yo...